Desde hace semanas, parece que no hay otra serie de la que se hable que 'Adolescencia', de Netflix. Todo el mundo con el que dialogas la recomienda, se ha hecho viral en redes sociales y se ha generado un fenómeno en torno a ella que resulta imposible no tener en cuenta. Vamos, que, al final, no tuve otra opción que verla, para comprobar si realmente era tan buena y tan interesante como se decía. Y, tengo que ser sincera, no me ha parecido para tanto. Bajo mi punto de vista, está sobrevalorada.
Que la temática que plantea es interesante y adecuada a los tiempos a los que vivimos, sí. Pero poco más, la verdad.
Sinopsis: Un niño de 13 años, Jamie Miller, es arrestado y acusado de haber matado a una compañera de clase. Esto trae consigo un auténtico revuelo en su centro escolar, en su familia y en toda la comunidad.
Para mí, no es una serie que engancha. Tanto es así que los dos primeros capítulos, de los cuatro que tiene, son bastante lentos, aburridos y con algunas actuaciones que dejan bastante que desear. Es más, se centran en detalles y situaciones absurdas, ilógicas, carentes de realidad y absolutamente ridículas en muchos casos.
La cosa cambia con el tercer capítulo. Este sí es interesante, se centra por completo en el eje central de la historia y nos presenta al protagonista en toda su esencia. Eso sí, al igual que en las dos entregas anteriores, hay algún personaje que no aporta nada a la historia.
El cuarto capítulo también podemos decir que resulta atractivo y que refleja la otra cara de la moneda del delito. No ya la de la víctima, sino la de la familia del asesino y todo lo que le supone a esta verse en el disparadero. Una familia que se ve llena de culpa por lo que ha hecho el menor.
Lo mejor de la serie:
La historia y los temas que pone la mesa: la violencia en las aulas y la educación en el siglo XXI.
La interpretación de Owen Cooper, que da vida a Jamie, así como la de Stephen Graham, que es el encargado de meterse en la piel del padre del acusado.
El encuentro entre el chico y la encargada de analizar su comportamiento. Está lleno de matices, de giros inesperados y desvela muchos aspectos del asesino.
La escena en la que el padre del joven se desmorona por completo tras darse cuenta de lo que ha sucedido.
Que centre cada uno de los capítulos en uno o varios personajes en concreto.
Lo peor de la serie:
La primera escena es nada realista, simplemente está creada para dar espectáculo.
Las actuaciones y escenas de los investigadores del caso. Rozan el ridículo, resultan incomprensibles y muestran a unos policías acobardados, sometidos y complacientes con los estudiantes.
El ritmo demasiado lento y la falta de interés en muchas partes de la serie.
Diálogos interminables y sin sentido en distintas ocasiones.
Que no ahonda en profundidad en los temas que plantea. Habría mucho que decir y tenía historias y personajes para hacerlo, pero se ha quedado en la superficie. Es un maremágnum de tramas, en torno a una principal, que se presentan y luego ni se continúan a fondo ni se desarrollan. Este sería el caso, por ejemplo, de los amigos de Jamie o de la mejor amiga de la víctima.
Existe una falta de coherencia y de cohesión entre muchos personajes y situaciones.
Para mí, no es el 'serión' del que me habían hablado. Me parece que muchos espectadores han sacado más 'chicha' a esta ficción de la que realmente tiene. Su visión de 'Adolescencia' va más allá de lo que esta ofrece. Quizás ese sea un mérito: brindar un grano de arena y haber logrado que quienes la han visto hayan creado una playa con él.