Sí, así es, como reza el título, como me siento después de haber podido disfrutar de la gran película de Benito Zambrano La voz dormida, inspirada en el libro homónimo de Dulce Chacón, que narra las vicisitudes que tuvieron que sufrir durante la posguerra muchas mujeres españolas que se encontraban encarceladas, con o sin motivos la mayoría, y que veían pasar los días esperando el momento de su ejecución ante un paredón.
Ante este relato me sentí maravillada por la capacidad que tiene el ser humano para luchar por salir adelante, para defender unos ideales pese a quien pese y para hacer primar el amor a sus seres queridos ante cualquier vicisitud.
Y es que en este film se refleja a la perfección como las mujeres que pasaron las penalidades propias de una cárcel franquista, donde se les sometía a todo tipo de humillaciones o donde vivían en pésimas condiciones higiénicas y alimentarias, eran capaces de ayudarse unas a otras y de insuflarse ánimos. Eran féminas que a pesar de las presiones supieron mantener sus valores y principios sin doblegarse, que se preocupaban más por el bienestar de sus familiares que por el suyo propio y que eran VALIENTES.
Desde luego hay que tener agallas y fuerza mental para luchar día a día por seguir viviendo con alegría y optimismo sabiendo que la noche de la muerte ante un pelotón de ejecución es inminente.
Pero también sentí asco y rabia al comprobar lo miserable, cruel, déspota y endemoniado que puede llegar a ser el hombre. Sacerdotes, monjas, funcionarias de prisiones o militares son los personajes que en La voz dormida entierran su humanidad y sus supuestos principios cristianos para convertirse en seres desalmados capaces de herir con total vileza y ensañamiento a mujeres que no les habían causado ningún mal.
¿En qué momento el hombre deja a un lado su raciocinio para convertirse en puro animal, sin sentimientos, sin remordimientos, sin valores, sin ética?
Realmente detestable, así es como se puede definir a los personajes del bando vencedor que aprovecharon su triunfo y la posguerra para masacrar a sus contrarios, a los inocentes, a todos aquellos que les diera la gana...y además disfrutando de su poder, de su salvajismo.
Un magnífico relato humano el que nos transmite este film que nos sirve para conocer lo mejor y lo peor del hombre.
Sin duda alguna, una película que recomiendo ver. Un sincero aplauso al conjunto de actrices, encabezadas por María León e Inma Cuesta, por su gran trabajo. Y mi más profundo homenaje y reconocimiento a todas aquellas féminas en las que se inspiró Chacón para contarnos esta historia de sufrimiento, de valentía y de coraje.
Ante este relato me sentí maravillada por la capacidad que tiene el ser humano para luchar por salir adelante, para defender unos ideales pese a quien pese y para hacer primar el amor a sus seres queridos ante cualquier vicisitud.
Y es que en este film se refleja a la perfección como las mujeres que pasaron las penalidades propias de una cárcel franquista, donde se les sometía a todo tipo de humillaciones o donde vivían en pésimas condiciones higiénicas y alimentarias, eran capaces de ayudarse unas a otras y de insuflarse ánimos. Eran féminas que a pesar de las presiones supieron mantener sus valores y principios sin doblegarse, que se preocupaban más por el bienestar de sus familiares que por el suyo propio y que eran VALIENTES.
Desde luego hay que tener agallas y fuerza mental para luchar día a día por seguir viviendo con alegría y optimismo sabiendo que la noche de la muerte ante un pelotón de ejecución es inminente.
Pero también sentí asco y rabia al comprobar lo miserable, cruel, déspota y endemoniado que puede llegar a ser el hombre. Sacerdotes, monjas, funcionarias de prisiones o militares son los personajes que en La voz dormida entierran su humanidad y sus supuestos principios cristianos para convertirse en seres desalmados capaces de herir con total vileza y ensañamiento a mujeres que no les habían causado ningún mal.
¿En qué momento el hombre deja a un lado su raciocinio para convertirse en puro animal, sin sentimientos, sin remordimientos, sin valores, sin ética?
Realmente detestable, así es como se puede definir a los personajes del bando vencedor que aprovecharon su triunfo y la posguerra para masacrar a sus contrarios, a los inocentes, a todos aquellos que les diera la gana...y además disfrutando de su poder, de su salvajismo.
Un magnífico relato humano el que nos transmite este film que nos sirve para conocer lo mejor y lo peor del hombre.
Sin duda alguna, una película que recomiendo ver. Un sincero aplauso al conjunto de actrices, encabezadas por María León e Inma Cuesta, por su gran trabajo. Y mi más profundo homenaje y reconocimiento a todas aquellas féminas en las que se inspiró Chacón para contarnos esta historia de sufrimiento, de valentía y de coraje.