Ni teta ni pandereta. España irá a Eurovisión con una fórmula nada novedosa

Algunos de los finalistas del Benidorm Fest / Instagram

19 horas han pasado ya de la final del Benidorm Fest y las redes sociales siguen 'ardiendo' por el triunfo inesperado de Chanel. Es más, en mi cabeza sigue resonando de vez en cuando el pegadizo estribillo de Rigoberta Bandini y su 'Ay mamá'.

Tengo que reconocer que, como a tantos, el resultado del festival me decepcionó. Admito que esperaba que, por una vez, España llevara algo diferente a Eurovisión. Creía que era el momento de mostrar un país distinto, moderno, con convicciones, dispuesto a cambiar las cosas en el festival. Pensaba que, independientemente de que nos sirviera para ganar o no, podíamos aportar por una vez una propuesta con trasfondo, reivindicativa con lo que somos y con lo que queremos ser. Pero no ha sido así.

Un más que cuestionable sistema de votación determinó que el jurado decidiera por los españoles quién tenía que representarnos este año en Turín.

Es innegable que Chanel desarrolla un gran espectáculo y que tiene cualidades artísticas. Pero su propuesta, bajo mi humilde opinión, no aporta nada nuevo.

Durante los últimos años hemos visto sobre el escenario eurovisivo muchas participantes de otros países con gran similitud. Vamos, que es más de lo mismo.



Lo que pudo ser y no fue

Este era el año de marcar un antes y un después en Eurovisión. Y es que el Benidorm Fest había conseguido que, por primera vez desde hace tiempo, tuviéramos un gran elenco de artistas y de canciones para representarnos en Europa.

Rigoberta había dado forma a una canción que es un hito en pro del feminismo. Tanxugueiras han apostado por reivindicar las tradiciones, la cultura y el valor de las lenguas cooficiales. Rayden ha creado versos que critican el conformismo, el engaño, la cobardía o la envidia de nuestra sociedad.

Cualquiera de estas propuestas hubiera demostrado en Eurovisión que España es más que los tópicos que la siguen identificando. Pero no, un jurado decide que tiene que representarnos una canción muy 'spanglish', carente de mensaje, vacía de palabras...Sí, ya sé que es un festival simplemente para pasarlo bien, pero ¿hay algún problema en aprovecharlo para enviar un mensaje, un sentido o un valor a los millones de personas que lo ven?

Quizás sea mi edad, quizás sean mis gustos o quizás tenga un criterio equivocado. Puede ser, no lo niego. Pero tengo claro que ya me aburren las fórmulas musicales de siempre. Busco que cuando oiga una canción se me remueva algo por dentro, que no me deje indiferente.

Siempre apuesto por la originalidad, el contenido y primo la naturalidad al artificio.





El jurado deja de lado a las grandes favoritas

Las grandes favoritas no nos representarán en Eurovisión, pero han logrado algo mucho más importante que eso. Rigo ha creado un himno y Tanxugueiras han dado visibilidad y han llevado muy lejos a la cultura gallega. Han hecho historia a su manera.

Toda la suerte a Chanel, que seguro que da lo mejor de sí para dejar en buen lugar al país. Pero para mí este año tenía que ser 'el de la teta o el de la pandereta'. El año en el que debíamos dejar patente el dónde venimos, qué somos y qué queremos ser.

Está claro que, al igual que en política, hay temor al cambio, a reivindicar el papel de una mujer alejada de estereotipos, a reconocer la riqueza lingüística que poseemos. Temor que ayer definió a un jurado.