Sara Montiel, reconocida cantante y actriz que incluso dio el salto a Hollywood, pronunció una de las frases más célebres de la historia de la televisión: “¿Pero qué invento es este?”. Y esta nos sirve para referirnos al programa que está generando una auténtica revolución: La isla de las tentaciones. Un formato de Telecinco que, en esta octava edición en España, ha logrado convertirse en viral en medio mundo, debido a los arrebatos de Montoya.
En el año 2020 fue cuando comenzó su andadura este espacio, presentado en esa primera temporada por Mónica Naranjo, en el que varias parejas ponen a prueba su amor. Lo hacen separándose en dos villas, una de chicos y otra de chicas, donde tienen que convivir con solteras y solteros que les van a a tentar. Sí, que van a hacer todo lo posible por conquistarles y así poner en jaque su relación.
En sus comienzos, La isla de las tentaciones tenía a los espectadores expectantes sobre qué novio o novia acabaría metiendo la pata y sucumbiendo a los encantos de otra persona. Pero este año el concurso ya no es lo que era. Ahora, es todo lo contrario. La expectación se encuentra en ver qué pareja consigue resistirse a la tentación.
Sí, porque desde prácticamente la gala uno ya han existido chicos y chicas que se han olvidado de que no están solteros para, a la primera de cambio, liarse con el primero que han visto. De esta manera, dejan muy claro que no sentían nada de amor, que su único objetivo en el programa era ir a ser infieles y que tienen muy poco de personas maduras, cuando no son capaces de controlar sus instintos.
Pero si eso llama la atención (al menos a mí), esta edición se encuentra marcada por otros hechos realmente sorprendentes:MONTOYA POR FAVOR pic.twitter.com/GB25cwVibM
— Telecinco (@telecincoes) February 7, 2025
Algunos tentadores y tentadoras no saben qué es la seducción y la conquista. Y es que su manera de conseguir ligar es bastante burda. Sí, nada de conversación ni de miradas ni de gestos cómplices. Su forma de actuar es simplemente tocar o lamer al otro, o bien directamente ponerle sus partes íntimas en la cara o donde no es la cara.
Que Manuel, que ya ha demostrado cómo se comporta en la isla y que es infiel por naturaleza, siga 'triunfando' sin hacer nada. Obviaré los gestos vergonzosos que tuvo cuando Anita y Stephany se dieron un beso, porque su comportamiento parecía del siglo pasado (la evolución parece no haber hecho demasiado efecto).
Que chicos y chicas que están participando en pareja no tengan sentido de autocrítica y cuenten con unos egos más grande que el planeta Tierra. Culpan a sus novios o novias de ser infieles y de tener comportamientos fuera de lugar, cuando ellos han hecho exactamente lo mismo (o incluso más).
Que la mayoría de los participantes no saben qué es el amor. Las personas adultas que vemos La isla de las tentaciones podemos tomar “a broma” ciertos comentarios o actitudes, pero otros espectadores que no lo sean y vean el formato pueden confundir claramente qué es estar enamorado o tener un compromiso con alguien viendo lo que ven. Sinceramente, si los concursantes representan la juventud actual, puffff.
Que, en ocasiones, el programa parece un maratón porno más que otra cosa.
Visto lo visto, de esta edición de La isla de las tentaciones me quedó con Sandra Barneda. Sus caras y zascas son memorables, representando a lo que los espectadores estamos pensando en cada momento.
¿El programa entretiene? Sí ¿Pero da vergüenza ajena con muchos comportamientos de sus participantes? También. Se ha perdido la esencia del formato, pues esta temporada lo único que se está viendo es a un Montoya que es todo un personaje, comportamientos egoístas y lamentables, y sexo, demasiado sexo sin sentido.
Como decía Tadeo, el único que ha tenido un segundo de lucidez tras ver imágenes de unos y otros: “Que todos hayamos caído en la tentación, deja mucho que desear de nosotros”.