Olympe de Gouges, la protagonista del último trabajo de Laura Manzanera



La Historia a lo largo de los siglos ha silenciado la voz de muchas mujeres, ha ocultado el importante papel que féminas de todas las edades y clases sociales jugaron en la vida de sus contemporáneos. Afortunadamente, poco a poco, se les está haciendo justicia y están emergiendo a la superficie gracias a la pluma de diversos autores.
Un ejemplo de ello es la periodista Laura Manzanera López (Jefa de Redacción de la Revista Clío) que con su último libro (Olympe de Gouges. La cronista de la Revolución Francesa) da a conocer al gran público la figura de esta gala, autora del primer manifiesto feminista. Pero Gouges fue mucho más que eso.
La propia Manzanera, a la que agradezco enormemente su tiempo y su consideración conmigo otorgándome esta entrevista, nos acerca a la vida y obra de la protagonista de su trabajo.
Pregunta (P): Usted que ha escrito tanto sobre las mujeres y el papel tan importante que han desempeñado a lo largo de la historia, a veces ocultado por el machismo o la desigualdad, tenía casi la "obligación" de rendir un homenaje a Olympe de Gouges ¿no?
Respuesta (R):Lo cierto es que sí. En cuanto descubrí el personaje me fascinó.Las pocas personas que conocen su existencia (fuera de Francia) la ven únicamente como la autora del primer manifiesto feminista, la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1791), pero Olympe de Gouges fue mucho más. Se convirtió en una humanista, en defensora de los derechos humanos más allá del sexo (pedía el divorcio y las parejas de hecho), de la condición social (abogó por el derecho a la educación para todos, los talleres para parados, los impuestos que gravasen lujos como la servidumbre y las obras de arte...) y el color de la piel (fue la primera en manifestarse contra el abolicionismo, y en escribir una obra de teatro antiesclavista). Todas sus demandas acabarían haciéndose realidad en su país, pero muchísimo tiempo después de su muerte. Fue, por todo ello, una pionera como pocas, más revolucionaria que la propia Revolución Francesa que acabó ejecutándola únicamente porque siempre decía lo que pensaba y no se echaba atrás ni tras ser amenazada. En ella sí parecía tener sentido lo de "Igualdad, libertad, fraternidad".
(P):Quien lea esta obra, ¿qué va a encontrar?
(R):No encontrarán una hagiografía, sino la historia de una existencia tan desconocida como apasionante. No es una biografía al uso, sino que está muy contextualizada y resulta muy amena, realmente apta para todos los públicos. Es, al mismo tiempo, la historia de Olympe de Gouges y la historia de aquellos agitados años en los que le tocó vivir , que trastocaron para siempre la historia de Francia y, por ende, la de todo Occidente.

(P):Al investigar la vida y obra de esta mujer ¿qué ha sido lo que más le ha llamado la atención?
(R): Ha sido un doble descubrimiento, uno positivo y otro negativo. Por un lado, la fuerza del personaje, que resulta de lo más sorprendente y elogiable. Por otro, comprobar hasta qué límites puede aplicarse lo de que "el fin justifica los medios", y cómo se le puede hacer la vida imposible a una persona sólo porque no está de acuerdo con nosotros...y decide expresarlo. Olympe llega a criticar al mismísimo Robespierre, cuando éste ya había sembrado un estado de Terror a lo largo y ancho de todo el país. Escribió de él, entre otras cosas, que su aliento "contaminaba el aire" o que "cada uno de sus cabellos llevaba un crimen". ´Había que ser muy valiente para hacerlo. Además, defendió la Constitución y también la monarquía cuando la moda era ser republicano. Con todo ello se estaba (y debía por fuerza saberlo) jugando literalmente la vida. Y, efectivamente, acabó perdiéndola en la guillotina.

(P):Lo que asombra de Olympe, semianalfabeta, es lo adelantada que estuvo a su tiempo al contar con un ideario que hoy día está en pleno vigor.
(R): Sí. La historia tiene esas cosas. A veces, tenemos la idea de que las revoluciones cambian el mundo radicalmente, pero no siempre es así. La Francesa, por ejemplo, empezó con muy "buenas intenciones", y dejando que las mujeres participasen, pero a medio camino se radicalizó y, cuando ya no las necesitaba y temiendo que abandonasen sus tareas como "ángeles del hogar", madres de familia y esposas amantísimas, les quitaron la palabra y les vetaron el ámbito público. Olympe lo tenía muy claro, y exigía, por ejemplo, el sufragio universal que no llegaría hasta entrado el siglo XX.
(P): Si tuviera que definirla con tres adjetivos, ¿cuáles serían?
(R): Ingeniosa, perseverante (casi hasta la obsesión) y ambiciosa.

(P):¿Qué espera lograr con esta obra?
(R): Simplemente (y no es poco), dar a conocer al gran público uno de tantos personajes (normalmente femeninos) silenciados por la historia. Escribirla ha sido, en gran medida, un acto de justicia para con Olympe. Cuando se piensa en la Revolución Francesa, siempre se habla de las mismas (y pocas) mujeres: la reina María Antonieta, que dio la espalda a su pueblo; Charlotte Corday, la asesina de Marat convertida en heroína; Théorigne de Méricourt, la "amazona" que acabó perdiendo la razón...Ya tocaba hablar de ellas que, además, aportó muchas más cosas.

(P):Por último, ¿será nuevamente una mujer la protagonista de su próximo trabajo?
(R): No lo sé aún. Es muy posible. Si no del próximo, pues aún estoy barajando varias ideas, quizá del siguiente.