¿A cuántos niños y niñas les
fascinan los superhéroes? A muchos. Y posiblemente eso pensó el escritor
Forrest Wilson para darle forma a una serie de libros infantiles que creó a
partir de 1978 y que arrasaron en ventas en Gran Bretaña. Obras que, tiempo
después, fueron adaptadas a la pequeña pantalla y permitieron a menores de todo
el mundo disfrutar de la serie ‘La Superabuela’.
En la década de los años 80 fue
cuando en España pudimos disfrutar de esta ficción, que era una mezcla perfecta
entre aventuras, humor y ciencia. Sí, porque contaba la historia de una anciana
venerable, llamada Granny Smith, que vivía en Chisleton y que vio cómo su vida
cambió radicalmente. Lo hizo el día en el que recibió el impacto de un rayo
mágico salido de la máquina de un inventor llamado Black.
Desde ese momento, se convirtió en
una especie de Clark Ken. Sí, porque, como él, tenía dos caras. Por un lado, la
de una tierna viejecita y, por otro lado, la de una superheroína con fuerza
descomunal, velocidad impactante y capacidad para dar saltos que dejaban a todo
el mundo. Tenía superpoderes que utilizaba para ayudar a los más desfavorecidos
y para luchar contra las malas artes del pérfido Scunner Campbell y sus
secuaces.
Si eras un niño en los 80 seguro
que te acuerdas de ‘La Superabuela’. Y no solo por sus asombrosas cualidades
sino también por la manera que tenía de pasar de ser una dulce anciana a una
superheroína. Sí, porque la transformación la realizaba con un singular gesto
de sus manos.
¿Te acuerdas de ‘La Superabuela’? ¿Eres
fiel seguidor de ella? Yo tengo que reconocer que sí, que no me perdía ningún
capítulo. Claro, porque, por fin, una mujer de andar por casa era la heroína. Me
divertí mucho con esta serie y tengo que admitir que forma parte especial de mi
infancia.