En la República Centroafricana, en las fronteras que la unen con Camerún y con la República del Congo, se encuentra el Parque Nacional de Dzanga-Ndoki. Un lugar de indudable belleza y de gran valor medioambiental pues es una de las zonas de bosque tropical húmedo mejor conservado y más ricas del mundo.
A su vez, dentro de este espacio sin parangón se sitúa la Reserva Natural de Dzanga-Sangha. Unos 400 kilómetros cuadrados son los que conforman esta que es considerada como el "verdadero santuario de la gran fauna de selva africana". Este hecho propicia que uno de los mayores atractivos turísticos del lugar sea precisamente la observación del variado y amplio número de especies animales que viven en él: búfalos, antílopes, mangabeys, cercopitecos,...
No obstante, las estrellas de esta reserva natural son los gorilas occidentales, pues solo en dos puntos concretos de la geografía mundial se pueden ver en su hábitat, y los elefantes africanos de bosque.
El bai (claro) de Dzanga es el paraje perfecto para ser testigo de excepción de la búsqueda en el suelo de sales minerales que llevan a cabo los mencionados elefantes pues estas son su principal fuente de alimentación.
Los pigmeos Baka
La observación de la avi-fauna es una de las principales actividades que podrán realizar todos aquellos amantes de la naturaleza que visiten el lugar. Pero no es la única pues tendrán el auténtico privilegio de poder convivir con los indígenas del país: los Baka que son el último pueblo recolector y cazador del continente africano. En unas chozas, hechas con hojas y ramas, llamadas mongulu vive esta tribu que usa para comunicarse uno de los cuarenta dialectos de las lenguas ubangi.
Dada su pequeña estatura, unos 140 cm, reciben la calificación de pigmeos. No obstante, ella no les impide para nada ser unos hábiles cazadores. Antílopes o cerdos salvajes son algunos de los animales que suelen ser presa de los Baka que utilizan el ngèle (sustancia de color rojizo obtenida de los árboles) para untar sus cuerpos y así camuflarse sin ser vistos por sus "víctimas".
Plantas medicinales o frutos silvestres son recogidos por ellos y lo podrán hacer ante la atenta mirada de los turistas quienes, a su vez, tendrán la oportunidad de degustar algunos de los platos típicos locales preparados por estos pigmeos que posiblemente les muestren algunas de sus danzas.
Una experiencia única, la de visitar la Reserva Natural de Dzanga-Sangha en la República Centroafricana, que supondrá descubrir que a día de hoy es posible la pervivencia de la esencia humana en armonía con la naturaleza.